jueves, 9 de julio de 2015

Andrea Cabel: la eternidad de una esquirla. -una obra sin telón-



Andrea Cabel








Para Brenda Teruya, mi constelación favorita,
mi destino, mi sonrisa más profunda.









(la historia está sucediendo, el lugar somos nosotros. no hay un narrador que hile el desencuentro, solo un golpe al no encontrar nuestros brazos)

b. dice: si pudiera dejar en la pared que circunda tu cama,
un maullido roto
la huella de las plantas, de mis pies,
si pudiera una vez más, hundirme en tus zapatos y besarlos como lo haría con el agua, si no existiese la palabra perdón sino los siete corazones que cargas y la faz de la melancolía

a. dice: (piensa en BATman)
entonces los mandiles flotarían en el aire como lo hace la luna
y vería en tus ojos los reflejos de la perfección:
rasgados por el sol
gigantescos como el sol.   

b. dice: la luna es un paisaje de vainilla, deslumbra el tiempo de las cortezas y me prometes sin escudos, con el brazo izquierdo, anegada e interminable, un jardín de puertas, de escaleras como ciénagas. insistes. mi cuerpo murmura cielos y mares

(última necesidad de dos: una caja fuerte para guardar nuestra piel desnuda, para que no se pierdan nuestros números.  última canción de fuego)

ahora juntas los puntos de tu herida, no sabes coser,
gravemente tus piernas se levantan
veo tus huesos porque los puntos no existen, no sabes coser,
y ambas, desde tu médula hasta la mía
dejando huellas en casa, en mi único refugio,
palpamos la rutina de los días, cocinar: solamente tomates, cebolla rota en varias partes, un pollo luminoso mil veces muerto, o quizás pescado cogido de raíz; camas y ojeras por el rostro de las clases donde solo existe la palabra destino y se repite como detenida y triste, detenida, percibiendo el barro en su contorno, you are my favorite word of art  /  you are my favorite word of art

a. dice: tu boca descifra mis santos,
y las velas que pensaste que eran amarillas, eran solo de noche.
el alfabeto, tu casa que se come las señales, las luces



- silencio -



el sonido rompe las ventanas, y tu voz
climas desbordados, el hueco en un cuadro como en una balsa,
los remos pesan y el viento abrasa llegando a una palabra
al invisible manto de estampas.

b. dice: el paisaje de tus manos son el principio de toda superficie. y las caracolas de la orilla, de improviso hacen el nombre de un grito.

a. dice: las promesas son realidades: la envidia asentada en los párpados de los que se atan los pies para acariciar un rostro alargado por la pena,
por la inútil fragilidad de las ruinas heridas de hielo.
y los umbrales,
encantamientos llenos de fragilidad.

a. dice: no recubras el origen de la quietud,
eternamente esquirla, muda de ojos espléndidos ojos
vuelve como el caudal de tus manos
déjame tus lunares en la boca…

b. dice: vuelve, absorbe mi respiración, dime que sangro a disposición de tu boca, escúchame,

soy infeliz. apenas soporto la niebla, el carácter irritable de alguna luna llena.

atroz,
es atroz
un corazón aterrado que no quiere abandonar la tierra
que retiene la angustia y escapa en un taxi
en otro
que pinta un lazo rojo, dos
y una muñeca bajo las buganvillas.
el amor,
es atroz amarte.

a. dice: no tenemos brazos de lluvia,
sentimos el vacío en la noche cuando no estamos
y el amor no es un modo de callar la mentira de las olas cuando llegan,
mansas y llenas de centro.

(las despedidas son recuerdos mutuos: las cavidades que albergan el frío, lo fragmentario de la soledad, esto contundente que grita un espacio. a. y b. sujetos desentrañando un lugar)

diga lo que diga tu madre,
veríamos que la ropa son los disfraces
sentiríamos que el animal que ha muerto mil veces para ser comido,
somos las dos,
dispersas en territorios de ojos y tardes

b. dice: porque basta un minuto
porque basta que escapes y escape
porque siempre hay lados opuestos
porque tu pelo oscuro extravía al resto de gente
y yo que soy torpe,
me levanto desde que intento acostar mi cuerpo
y te recuerdo hecha de nudos diminutos
de pequeñas cavidades hundidas que acaricias contándoles historias,
adorando cualquiera sea su dolor y sed.
les hablas de las lindes del mar
de las criaturas que pueblan el fuego
luego tú y yo hablamos del infierno y no importan los botones,
los cierres

a.dice: no importa cuánta puerta cerrada o ventana abierta,
b.dice: no importa esa reja que me deja sin flores
tu sombra que se ríe y tu risa que
y tu risa
que
desaparece
y aparece
como la brisa,  en todas partes.



Andrea Cabel (Lima, 1982) Poeta. Ha publicado  Las falsas actitudes del agua (2006) y Latitud de fuego (2011).